La evolución ha sido uno de los
avances más importantes del pensamiento biológico moderno.
El término alude a la interconexión de todos
los organismos vivos,
a los cambios graduales que se
producen dentro de cada especie
y a su diversificación con el paso de los milenios:
y a su diversificación con el paso de los milenios:
un proceso gracias al cual nos
hemos convertido en lo que vemos cuando nos vemos al espejo.
Ella
Frances Sanders
Comernos el Sol: Pequeñas reflexiones
sobre el Universo.
Libros del zorro rojo, 2019
La
evolución no se restringe al mundo de lo vivo. En el universo de la literatura,
los libros, junto a la palabra, cómo decirla y la manera de representar el
pensamiento y su diversidad, también evolucionan: Co-evolucionan con el lector,
bajo presiones selectivas. Adaptándose, diversificándose.
Producto
de esta co-evolución hemos visto cómo
los libros informativos se han hecho espacio entre “Los mejores libros para
niños y jóvenes”. Hemos sido testigos de
cómo han ido definiendo su “nicho”. El
año pasado optaron por un escalafón especial, la Mención Humboldt, y en este
2020, justo cuando el Premio cumple 40 años, alcanzan su propia categoría dentro
de la premiación. Logro que nos satisface como lectores e investigadores,
porque en un mundo catalogado de “Infoxicado”, pudieron haberse creído
vulnerables o en vías de extinción.
¿Qué
lugar podía quedar en el mundo editorial para el libro informativo cuando disponemos del
“dato instantáneo”; de la interacción casi sincrónica con el hecho, con el fenómeno;
cuando la virtualización y la simulación ofrecen posibilidades de sumergirse en
diversos ambientes y situaciones para vivir experiencias de contacto y de toma
de decisiones? Esta pudo haber sido
una pregunta. Pero, gracias a autores y
a editores que entendieron que los lectores también evolucionan -y que lo
hacen en respuesta a un mundo que les exige
cada vez más imaginación, reflexión e interiorización en aras de que el crecimiento
individual sume al colectivo- es que hoy disfrutamos de esta maravillosa
muestra de libros informativos. Libros que desde hace mucho no solo tratan de
manera objetiva la realidad, sino que aluden, retan e interpelan estéticamente a la participación
y responsabilidad de un lector que se sabe parte de una realidad objetiva en
interconexión con la subjetiva: realidades que se influyen y condicionan la una
a la otra.
Los
libros postulados de esta edición nos recordaron que: “Somos polvo de estrellas
(…) que estamos compuestos por la roca, la ola, y la corteza de los árboles,
los caracoles y el olor a jardín después de la lluvia” (Comernos el Sol: Pequeñas reflexiones sobre el Universo. Libros del
zorro rojo, 2019.); que “somos una gota de agua/que
un día cae al mar/como fruto maduro/como una flor que abre todos sus frutos” (La gota de agua: según Raimon Panikkar. Akiara Books, 2018); “que una semilla es
una cápsula espacial, un sencillo y sofisticado envase lanzado al mundo que en
su interior mantiene un ser vivo” (Semillas:
un pequeño gran viaje. A buen paso, 2018). Que hay un cielo nocturno habitado
con formas y enigmas, que nos guían y
nos inspiran desde siempre (El cielo
imaginado. A buen paso, 2018); que
la Tierra bajo ese cielo, gira sobe sí misma y alrededor del sol y que cada estación que es parte de ese giro,
tiene su ciencia (Ciencia para pasar el
otoño. Iamiqué, 2019); que la vida en el planeta tiene su historia, y que
podemos llevar cuenta de ella, cual naturalistas, desplegándola para
extendernos en el tiempo evolutivo (La historia de la vida. Evolución.
Océano, 2018). También que desde que aparecimos en el planeta nos dio por
contar, por medirlo todo y que hacerlo nos ha permitido entender y construir el mundo que habitamos (Las mediciones no fueron siempre así.
Iamiqué, 2019); que desde pequeños la necesidad de contar nos habita y nos
construye (Contar. A buen paso, 2019).
Nos
recordaron que desde siempre nos hemos inspirado en la naturaleza y en sus formas, llegando por analogía a inventos de todo tipo,
imitando incluso a seres que actualmente no nos acompañan (Trilobites. Océano, 2017); que la ciencia y el arte coinciden en su
obsesión por abstraer y representar el mundo,
al espacio, al caos y que muchas veces lo hacen de la misma filosófica manera (Pensar el espacio. Reflejos,
superficies y colores. Petra
ediciones, 2018). Que si bien la actividad humana ha contribuido a destruir
ecosistemas y recursos de nuestra Tierra, a cambiar nuestro clima (Se van los glaciares. Cambio climático en
los Andes venezolanos. Fundación Empresas Polar, 2017) muchos no
desistiremos del afán por disminuir nuestra huella ecológica, de reconstruir lo
que podamos (A la vista. Libre
Albedrío, 2017) y de soñar con mejores maneras de habitar el mundo: un hogar
dentro del gran hogar (La casa en el bosque. Libros del zorro rojo).
También
que en esa mejor manera de estar en la Tierra queremos convivir con otros seres
que tienen el mismo derecho a estar (Retratos animales. Libros del Zorro
rojo, 2019); porque la buena relación entre los hombres y animales sí es posible, sobre todo si lo asumimos desde pequeños (¿Lo ves? Norma, 2019); que hay libros que nos invitan a pedalear en
el aire, a disfrutar de una carta infinita a través de la obra de quienes han
hecho del arte su manera particular de representar el mundo e invitarnos a
vivirlo de manera mágica y diferente (La maleta mágica. Ekaré Sur, 2017).
Esperamos
que este breve recorrido se convierta en una invitación a leer cada una de las
reseñas de los libros postulados. ¡De los ganadores y sus menciones!, en
nuestro blog porque, como menciona Brenda Bellorín, una de nuestras investigadoras
bancolibreras: “aun cuando busquemos ver objetivamente los distintos aspectos
de un libro, nuestra subjetividad siempre se cuela… Un mismo libro no sólo
puede ser interpretado de manera muy diferente por distintos lectores, sino que
puede tener un sentido específico en un contexto determinado” y esto que hoy
tiene un significado especial para nosotros como jurado de “Los mejores”
seguramente adquirirá también uno especial para cada uno de ustedes. Lo que sí
es cierto, es que la decisión, como siempre, ha sido difícil, porque hay
demasiado de lo bueno que debe conformar un buen libro, en cada uno de estos.
Freya
Rojas y Olga González
Caracas,
junio de 2020
Lee
su reseña aquí
La gota de agua: según Raimon Panikkar. Inês Castel-Branco.
Traducción: Isabel Llasat. Akiara
Books. Barcelona, 2018.
Porque
como suspendidos en el tiempo y entre exquisitas acuarelas la poesía elemental
y trascendente de Panikar, contenida en una gota de agua, nos hizo sentir parte
de ese fluir, metáfora de la vida, que une a seres y a culturas, filosofías y
religiones.
Las mediciones no fueron siempre así. Juan Sabia.
Ilustrador: Javier Basile. Ediciones Iamiqué. Buenos Aires, 2019.
Porque
Iamiqué con este nuevo título da continuidad a una saga que siempre nos lleva, con
textos bien documentados, a anécdotas
amenas e ilustraciones vibrantes de color. A descubrir y a redescubrir la
evolución del quehacer humano. En este caso, todo lo que el hombre ha logrado
en respuesta a su necesidad de medirlo todo.
Retratos animales. Yago Partal.
Libros del zorro rojo. Barcelona, 2019.
Porque
sus geniales ilustraciones ofrecen una vía inusual para acercarnos a la
personalidad de cada uno de los magníficos animales que sirvieron de modelos
para esta pasarela. Porque Yago Partal con su arte y pericia psicológica,
viste y logra ponernos en los zapatos de estos seres y sus problemas para
mantenerse en el planeta que compartimos.
Pensar el espacio. Reflejos,
superficies y colores. Chiara Carrer.
Petra ediciones. Ciudad de México, 2018.
Porque
nos invita a sumergirnos en el exquisito lenguaje de las formas, los colores,
las texturas. A percatarnos de todo lo que compone nuestro espacio cotidiano y
cómo lo reconstruimos a la luz de nuestras miradas. Un ejemplo más de que la
ciencia y el arte son dos contrarios aparentes.
La historia de la vida. Evolución. Katie Scott.
Traducción: Maia F. Miret. Editorial Océano. Barcelona, 2018.
Porque
representa un magnífico homenaje a la mirada clásica sobre la evolución de la vida y al trabajo de los
naturalistas. Valiéndose de las posibilidades de su formato y papel, el libro despliega ante nuestros ojos metros
de una larga historia de la que, como humanos, solo somos protagonistas de una
pequeña parte.
Menciones
Lee
su reseña aquí
Comernos el Sol: Pequeñas reflexiones
sobre el Universo. Ella
Frances Sanders. Traducción: David Paradela. Libros del zorro rojo. Barcelona,
2019. Mención entrañable
Porque
la expresión “somos polvo de estrellas” adquiere un nuevo significado en este
libro. Con un lenguaje directo, sencillo y poético, la joven autora convierte
cada capítulo, con agudeza y sensibilidad, en una caja de sorpresas. Integrando de manera sencilla conceptos y
reflexiones que nos llevan a conectarnos desde lo más íntimo con lo que somos:
parte del universo.
Lee
su reseña aquí
Trilobites. Maia F. Miret. Ilustrador:
Manuel Monroy. Editorial Océano. Barcelona, 2017. Mención Especial
Porque
todos, grandes y pequeños, no dejaremos nunca de sentirnos descubridores. Porque
la autora, con un lenguaje sencillo y ameno, logra convertirnos en exploradores
mientras nos invita a curiosear y
reflexionar sobre el valor de una especie extinta que dejó evidencias de su
existencia en nuestra cotidianidad y que el ilustrador nos ejemplifica de
maravilla.
Edición
de veredicto a cargo de María Fernanda Rincón