Hace 38 años venimos
delineando el mapa de los mejores libros para niños y jóvenes. En aquellos años
80 la idea de compartir un trabajo de análisis y selección junto a otras
secciones de IBBY era necesario. Ya Ekaré había iniciado el trazo de una ruta a
seguir en la edición del libro para niños en la región y hoy podemos
decir que esos primeros libros son clásicos de la literatura infantil y han
viajado por las manos de varias generaciones.
Verónica Uribe diseñó la
propuesta del evento y el equipo en el que me tocaba participar, lo
materializó. Hoy mucha agua ha corrido bajo el puente y la edición del libro
para niños es un campo fértil en la región como da cuenta esta
preselección que hemos puesto en manos de evaluadores externos para la decisión
final.
A pesar de que los libros
para niños y jóvenes llegan al mercado venezolano por cuenta gotas, tenemos el
privilegio que las editoriales todavía valoran el reconocimiento que cada año
hacemos y nos envían sus novedades con las que podemos seguir
evaluando las tendencias de este género.
Gracias a este apoyo
podemos contar con ejemplares para evaluar y un grupo de los postulados para
nuestro trabajo en proyectos de promoción de lectura, proyectos alineados con
las concepción de Constantino Bertolo para quien “leer es también un
encuentro con los otros, y en este sentido leer es
aprender a conocer las claves de esa representación del otro”. Tender puentes con
ese otro ha sido el leit motiv de nuestros proyectos a lo largo de casi dos
décadas en las que hemos hecho posible ese encuentro con la otredad a través de
muchos de estos libros que hemos postulados y que engloban la
literatura con mayúscula.
El panorama de este
período es variado y rico en propuestas. La muestra de los postulados, sobre la
que han trabajado los dos grupos de jurados, deambula desde la
palabra poética a la propuesta integral de la narrativa contemporánea, sin
dejar de lado el libro álbum y el libro informativo. La muestra incorpora
también el libro disruptivo anclado en palabra e imagen. Merece especial
atención tanto el libro informativo que se decanta por la variación como las
antologías de narrativas que rescatan textos clásicos y de la tradición oral.
Temas difíciles como la guerra, la muerte, la orfandad, la diferencia y otros tópicos
existenciales no se excluyen y entran a formar parte de ofertas
necesarias.
El contexto difícil no ha
sido impedimento y hemos logrado con esfuerzo llegar al día de hoy. En la
selección de los mejores libro infantiles contamos con el apoyo de un grupo de
bancolibreros de acción y corazón. En el jurado juvenil incorporamos a nuevas
caras de la mano de profesionales del banco del libro. El jurado bibliotecario,
como siempre, nos devuelve una perspectiva de uso a tener en cuenta. Claro que
con el distanciamiento necesario para no caer en la prescripción
El Banco del libro incorpora
en esta oportunidad dos categorías institucionales: El reconocimiento a
las mejores colecciones juveniles e infantiles que dan cuenta de la
articulación entre concepto y materialización de dicho concepto y se instauran
sobre la coherencia. Pretendemos que sea el resultado de una
evaluación profesional en perspectiva que cobra fuerza a partir del análisis
que hacemos día a día.
La otra categoría tiene
la intención de llenar un vacío y consiste en reconocer algunos títulos fuera
de fecha que, por las condiciones del contexto difícil que nos arropa,
llegan con cierto retraso.